Ahora el silencio,
la calma golpea
el pecho con violencia
los pies agradecidos
por el polvo que besaron
la sangre tibia aun,
satisfecha
por la labor cumplida
Atrás
la noche declara anatema
e incendia cada trozo
de aliento
que toco tu presencia
se marchitan las luces
que te iluminaron,
se deshace el corazón
en la tierra
y lo que fue es ahora
futuro fecundándose
en ese “breve espacio”
Ahora el silencio,
los dedos se despliegan
como las velas de un barco
dispuesto a surcar nuevos mares,
a soñar otros puertos
y dentro
comienza a encenderse nuevamente
el viejo fuego,
sagrada chispa
destinada a incendiar
el universo
y a fundir en un deseo
las palabras
de dos voces
dispuestas
a narrar una sola historia
a partir
del pequeño latir
de un “te quiero”.