6/2/18

Siempre fuiste vos




Siempre fuiste vos
te dije
mientras recostaba mi cabeza
en tu alma
decirte otra cosa
hubiera sido mentir
en ese entonces

Siempre fuiste vos
-rubia kesu-
vos y tu universo
de origamis, colores
y chocolatadas
Imposible no rendirse
ante la colosal llama
que sostiene tu estatura
de mujer valiente
y poderosa
imposible no admirarte
capitana, piloto
y maestre
de tu propio barco
navegando
incansablemente,
desafiando tormentas,
en busca mejores puertos
para vos
y tu pequeña tripulante

Mirarte fue siempre
como el asombro y la alegría
de un hombre que nació ciego
y que en la madurez de su vida
contempla por primera vez
el cielo estrellado
el ocaso del sol en el mar
o el encanto
de una pequeña flor
que ayer solo adivinaba
en sus sueños


 Tu calor de compañera
vencía cualquier
golpe o invierno
tus palabras
inteligentes y bondadosas
-como vos-
eran la canción
que esperaba escuchar
en esas tardes
donde Dios me concedía
el privilegio
de ser mejor
al poder tocar tus manos
y darte un beso

Siempre fuiste vos
te dije
mientras tus ojos
amanecían en mi pecho
y hacían trasparente el amor
en cada célula
y átomo de mi cuerpo

Siempre fuiste vos
te dije
y mis palabras
no fueron un error,
no fue error elegirte,
no fue un error amarte,
no fue un error
haber habitado contigo
ese trozo tiempo
en que nos tejimos juntos,
porque siempre fuiste vos
aunque ya no estés
aunque ya no seamos
eso que soñamos juntos

 






23/1/18

Let it be


A veces la vida es como un tren,
de ochocientos cincuenta y cuatro mil novecientos setenta millones de vagones,
que te atropella mientras vas caminando por la playa
tararareando Let it be de los Beatles
No lo oyes venir pero de pronto
una tormenta de hierro
golpea tu carne, tus huesos y tu alma
y te encuentras tirado en el suelo,
como dice Serrat, sin saber que pasa

Lentamente las ruedas de acero,
como dientes rabiosos se van clavando
en tu pecho y en tu espalda,
tu cabeza se rompe una y otra vez
con el peso de cada vagón que te aplasta
uno, dos, once, veinte vagones…, cuentas
hasta que ya no puedes contar nada
porque el dolor se hace uno contigo
y ya no sabes si eres un alma que sufre
o si eres el sufrimiento de un alma

Segundos de una insoportable calma te inundan
entre la distancia que le lleva a cada rueda
toparse con tu pobre existencia maltratada,
se terminó piensas, pero el acero implacable
vuelve crujir entres tus huesos y tu alma
-ya no queda carne –, y vuelves a ceder sin resistir
al abrazo del dolor y su guadaña

A veces la vida es como un tren,
de ochocientos cincuenta y cuatro mil novecientos setenta millones de vagones
que te aplastan,
ya no tratas de contarlos, pero aun respiras
sabes que aunque parezca infinito algún día se acaba
el acero sigue haciéndote jirones
dentro tuyo una suave voz canta
“And when the broken hearted people
living in the world agree
there will be an answer, let it be
Let it be, let it be,
let it be, let it be"