Y a veces hay que hacerlo
romperse la cabeza
contra un muro,
arrancarse el corazón
y tirárselo a los cuervos,
dejar que la piel se oxide
y los gusanos engullan
hasta el último trozo de carne
y aliento,
y luego
y luego
despeñar nuestros huesos
entre las piedras de un cerro
y ya hechos añicos
dejar que la tierra nos abrace
y el viento nos lleve
a donde quiera
Sí, a veces hay que hacerlo
morir es la única forma
de nacer de nuevo,
cuando nos infecta el odio,
cuando el dolor habita
hasta en lo más profundo
de nuestros huesos,
cuando el amor que tuvimos
se hace cadáver maloliente
pudriéndose
en medio de nuestros sueños,
cuando la noche
se devora nuestros ojos
y la oscuridad
es ya el único paisaje
que conocemos
Sí, hay que hacerlo
hay que morir,
sin ritos ni lamentos
de una vez, abruptamente
con la misma fuerza
con que fuimos traídos
a este suelo,
abrazados
a la última esperanza de saber
que sólo puede morir
quien todavía
no esta muerto